5.15.2008

pelusio, la tristeza

Las pequeñas cosas diferencian a los hombres comunes de los grandes. Cuando un ser humano común es invadido por la tristeza, se deprime, llama a un amigo o grupo de amigos, intenta salir, ir a boliches, conocer gente, divertirse. Claro que los primeros momentos no siempre son así: algunos prefieren poner música azul, ver películas de cine shampoo, deprimirse más aún, pero tarde o temprano buscan en los demás, en las salidas, en la catarsis física, esa necesidad de sacarse la tristeza de encima.
Pelusio no. Cuando Pelusio está triste llora. Llora con fuerza, con las manos tapándose la cara, alejado de todo y de todos. Llora gimiendo, gritando, y el cielo se nubla y llueve, siempre llueve. Llora uno, dos, siete, quince días seguidos sin esperar nada. Llora hasta cansarse, sin escuchar música, perdido en el vacío mismo. Y un día, sin pedirlo, sin que pase ni que cambie absolutamente nada, siente el sol acariciando la piel de su rostro y sonríe, y se acerca al río a ver a los dorados y a peinar nutrias y a ser feliz.
Así como las olas, así como el sentimiento de satisfacción o el de culpa, así como el dinero, la tristeza también., como viene se va,
Algunos olvidan que Pelusio es un hombre y que siente como tal. Pero para él la tristeza es verdad, y la verdad es felicidad, y como esta paradoja hay también otras que nos llevan a admirarlo más, a seguir su camino, a ser como él, que es como tiene que ser cuando tiene que serlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se me cae la bombacha. sabiduría es pelusio y punto.

alessandro tambuzzi dijo...

mantenga la bombacha arriba, que sino se le vienen los indios por atrás.
y sí, sabiduría es eso es que usted dice-